lunes, 3 de diciembre de 2007

Sólo lo que conocemos

En este relato he estado trabajando durante estos días. Ahora que ya lo he terminado, y aunque seguro sufrirá modificaciones, os lo cuelgo. A ver qué os parece... Son 1600 palabras, aproximadamente unos 5 minutos de lectura. Así que bueno, me hacéis un favor todos los que lo leáis, además de un pequeño regalo al escritor... Gracias pues, aquí os lo dejo. Si alguno queréis copiarlo y divulgarlo, por mí mejor ^^
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Nunca imaginé que ahora, esto sería así. En torno a mí, formas deformes e inmateriales se deslizan, aparentemente sólidas estructuras que, al aproximarme, se esfuman... No, nunca imaginé que, tras la muerte, todo esto sería así. No, en serio, no me preguntéis... realmente, es una larga historia... ¡Lo olvidaba! ... todavía no me he presentado. Todos me llaman Charlie, la verdad es que nunca tuve opción de elegir.

Doy dos tímidos pasos, con lo que parecen ser, aunque hoy día no lo aseguro, mis extremidades. ¿Y qué es de ti? ¿Por qué estás aquí? ... ¿Que primero te cuente yo? ¡Pero si es de mala educación responder así! ¿Qué? … En fin, pues bien… te contaré cómo llegué aquí…


SÓLO LO QUE CONOCEMOS
Porque nunca nos fijamos un poco más allá, ese simple trocito que atraviesa lo conocido y nos hace insensibles a lo ajeno


- ¡No olvides! Esta noche en la Catástrofe.
- ¡Ahí estaré, tranqui! ¡Nos vemos!

Un fuerte apretón de manos precede la separación de nuestros caminos, cada uno rumbo a nuestra casa. Me llevo las manos a las asas de la mochila, abriéndolas un poco… ¡son realmente molestas!, y entonces sigo caminando por entre las calles de mi ciudad. Los edificios en esta zona son bastante altos, siete u ocho pisos completamente enladrillados, aunque el a menudo molesto ruido del tráfico no decora en exceso la zona. Tomo rápidamente mi mp3 del bolsillo de mi abrigo, y tras una primera tentativa fallida consigo ponerlo en marcha… Paradise City, de los Guns. Mientras la vuelvo a tararear, también comienzo a repasar tranquilamente los planes del día… ¡dios mío, no he llamado a Ana! Ahora mismo en que llegue a casa tengo que avisarla, si no me ahorcará. Haremos ya cuatro años saliendo juntos, y ya lleva un mes dando la tabarra con el qué le pienso regalar… dios. Se supone que lo bonito del amor es el amor… y se supone que las tiernas, las que realmente perciben esa esencia, son las mujeres… en fin. ¿Para algunas cosas será que no? ¡Ostis! Y ahora que lo pienso… vale, no tiene mucho que ver, pero… también tendré que sacar al perro.

Escucho el crujir de la puerta al deslizar las llaves en la cerradura, y el movimiento que hace al abrirse me permite acceder de nuevo a mi querido y dulce hogar. Entro escopeteado hacia mi habitación, la primera puerta a la derecha, y arrojo con violencia la mochila sobre mi compañera de sueño, mi amiga la cama. Tomo el teléfono, que ha debido de estar allí durante toda la mañana, y llamo con urgencia a mi chica.

- ¿Sí?
- Hola cariño, soy yo.
- Hola – oigo al otro lado del celular con sentimiento emocionado - ¿Qué tal te ha ido?
- Buah, creo que no muy bien... De todas maneras el lunes publicarán los resultados… A ver. Por cierto por cierto … ¿qué tal tú pues el baile?
- Mira, poco a poco van saliéndonos más cositas… hoy incluso han comentado de intentar hacer una torre algún día de estos. Espera un momentito, que me llaman…

Mientras oigo como debate con gritos con su madre, vuelvo la mirada hacia el techo y aprovecho para tumbarme sobre mi cama, con una colcha a base de rombos de colorines; los pies sobre la almohada y la cabeza al aire. Mis padres no están en casa, trabajan ambos y a duras penas se les ve una vez ya ha anochecido. Me distraigo contando las hojas que tiene el árbol de enfrente, día a día más menguadas ante la ineludible llegada del próximo invierno.

- Oye, te tengo que dejar. Nos vemos en media hora en la esquina de siempre, ¿de acuerdo?
- Vale, un beso
- Hasta hora

Media hora… uf. Voy a llegar bastante bastante justo de tiempo. Le dejo la comida al perro, un precioso pastor alemán negro que me regalaron para mi cumpleaños hace ya cinco años, y rápidamente cojo el abrigo y bajo las escaleras a un ritmo casi frenético. Los diez minutos que tarda en llegar el bus se me hacen casi eternos, pero el bullicio reinante dentro de esa carcasa con ruedas me estresa aún más. No me gusta llegar tarde a los sitios, y menos aún con Ana. No sabéis lo peligrosa que puede ser cuando se enfada… Suena el teléfono cuando estoy a punto de finiquitar mi trayecto en la carraca. Es Marcos, uno de mis mejores amigos, un chico que es bastante excéntrico pero que tiene un don para saber cuándo y dónde actuar o no de tal o cual manera.

- Oye tío, necesito hablar un rato con alguien…
- ¿Eh? ¿Qué te pasa?
- Buf… estoy jodido… ¿Sabes Marta?
- ¿Cómo no voy a saberlo?
- Pues lo hemos dejado…
- ¿Y eso?
- Prefiero comentártelo cara a cara… ¿vas a hacer algo esta noche?
- Iba, iba. Dime dónde y cuándo quedamos… ¿En serio no quieres decir nada?
- No, no. Luego. ¿En un par de horas en la puerta de la Biblioteca?
- Ahí estaré.
- Venga pues, gracias tío. Te debo una.
- No me debes nada… para eso estamos, sólo faltaría. ¡Nos vemos!
- Hasta luego.

Ya casi he llegado y además a tiempo ¡Allí al fondo! Me acerco a ella y le doy un par de besitos. Mi novia es una chica no muy alta, de pelo rubio y una cara traviesa que me encanta. Tomados de la cintura, comenzamos a caminar tranquilamente, mirándonos a los ojos a hurtadillas, hablando sobre temas sin aparente importancia.

- Seré breve… porque no sé cómo decirte esto…
- ¿Qué pasa?
- Buf, sé que es duro… y por eso te lo quería decir cara a cara…
- ¿Te ha pasado algo? Dímelo mujer, si te puedo ayudar…
- No, no es eso. Es que… escucha, no podré repetirlo más veces, me duele demasiado… bueno, que lo nuestro no puede seguir.


Perplejidad, asombro e incredulidad podrían ser términos que describieran su rostro en aquel instante. También podría percibirse un ligero temblor en sus manos, o incluso palidecer su rostro, morenos cabellos agitándose sobre él por el viento. Ella le besa en la mejilla, le ofrece su hombro mientras él se lleva la mano sobre la frente, asimilando lo recientemente dicho. Pero pronto, ella se va y él queda ahí, solo. Cabizbajo, marcha lentamente de nuevo a su casa, bajo la capota nocturna que proporciona la ciudad a sus viandantes.

Entra con violencia, salta sobre la cama bruscamente… y comienza a llorar. Siempre se ha hablado de la sensación de soledad como una de las mayores tragedias del ser humano, y de la sensación de desarraigo como una angustia que te hace sentir un extraño vacío. Un lametón en la mano provocó un leve cosquilleo en él, que sin embargo prosiguió tumbado. Sin embargo, a la tercera va la vencida y un lamento escapó de sus labios.

- Ahora… ahora, pesado. Enseguida bajamos.

Se enjuagó los ojos, frotándolos lentamente esperando tener algún misterioso efecto. Miró el reloj, y entonces sólo pudo observar con sorpresa cómo era casi la hora en que había quedado con Marcos. Las prisas le inundaron…

- Ven Charlie ven, vamos a pasear… ya te toca, tienes razón.

El perro corrió entusiasmado, revoloteando sin cesar alrededor de su dueño, que, sumido en sus propias cavilaciones y acelerado por la tardanza, no prestaba atención. Afortunadamente, pensaba mientras descendían por las escaleras, su amigo vivía a unas pocas manzanas. Eso le daba tiempo. Meditabundo, torció hacia la derecha… y entonces, tuvo lugar la traca, aquella que todo el mundo desea pero que hoy no debía llegar. Ana… y otro. ¿Qué era aquello?



- Hola Marcos, siento la tardanza…
- Buenas… nada hombre. Gracias a tí por venir, en serio.
- No iba a faltar, lo sabes.
- ¿Te pasa algo? Me falta tu típico “sólo faltaría” en esa frase…
- Supongo que no sólo tú estás jodido.
- ¿Y eso? ¿Qué pasa?

Ambos hablaron largo y tendido acerca de ello. Transcurrido un buen rato, dejaron al perro en el piso de Marcos y marcharon a un bar. Pasando toda la noche como inquilinos de la barra, bebieron toda la serie de combinados y chupitos que mente alguna pueda imaginar. Sus penas desembocaron en algarabía, la algarabía en unas carcajadas rozando la demencia senil que les acompañaban mientras cruzaban las calles de retorno a casa de Marcos. Ya con el cuadrúpedo, con paso tambaleante, el destino del joven fue brutalmente interrumpido al cruzar la calzada.

Dueño y animal partieron despedidos una veintena de metros, dando varias volteretas sobre sí mismos, mientras una joven llamaba extasiada a los servicios de emergencia. Arribaron prestos, las chaquetas amarillas de los médicos corriendo destacaban en medio de aquella vía, escasamente iluminada por cuatro farolas mal situadas. Expectantes, varios balcones poblados de vecinos en albornoces y pijamas contemplaban la escena, mientras el atareado trabajo de los sanitarios proseguía. Pasaron diez angustiosos minutos antes de que situaran la camilla dentro de la ambulancia.

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Esta es mi historia, amigos. Supongo que ahora os daré pena, pero Guillem sobrevivió, con tan apenas un par de costillas y la rótula fracturadas. ¿Que quién es Guillem? Guillem es mi dueño… yo soy Charlie, ya os lo dije al principio. Soy su perro. Seguro que no me echabais en falta, ¿verdad? Porque todos tendemos a pensar sólo en quienes nos importan, sin mirar más allá… Luego hay gente que pueda preguntarse cómo puede estar así el mundo. No entiendo, ¡es que no lo puedo entender!, cómo pueden ser tan incongruentes… Es muy difícil visualizar ese más allá que hay atravesando nuestra coraza de lo próximo. Y ése, ése es mi nuevo gran reto en esta nueva oportunidad que tengo.

4 comentarios:

Rubén dijo...

El relato me ha gustado muchísimo. Es un relato que se basa en lo cotidiano. No hay mejor ficción que el mundo real que ya en sí es muy complicado. Si te soy sincero me he identificado al principio con Guillem. No hay peor cosa que perder una persona a la que adoras y encima de repente peor aún dejarle por otro. Ya sabes como soy yo, si hubiera escrito el relato hubiera matado al protagonista para que la tragedia hubiera sido total.
En serio es un relato que refleja una realidad muy frecuente en personajes reales de la vida cotidiana. Me ha gustado.

David dijo...

Bueno, pero es que si mato al personaje el fundamento de la historia, el mostrar que no queremos mirar más allá de lo que nos muestran (y nos muestran lo que les pasa por las narices, tal y como he hecho) no se hubiera cumplido.

Y aún así, reescribiré el final y volveré a colgarla, supongo que esta noche. Así que hale, luego os lo enseño.

Gracias por leerla. Y bueno, eso de una realidad... tampoco, pero vaya. La verdad es que este es el relato que comencé a escribir el año pasado en religión. Este curso, ya que en ingeniería no se escribe una mierda, lo he retomado y... mira, aquí está. Parece que los pocos que lo habéis leído os ha gustado, y eso es lo que importa ^^

Saludos!

David dijo...

Oh, y el protagonista, no te equivoques, el que realmente pretende transmitir algo, para mí es Charlie.

Guillem es simplemente de alguien de quien me valgo para provocar pensamiento. Y espero haberlo conseguido, aunque me da a mí que no XD.

Me alegro que te haya gustado, eso de la "ficción en lo cotidiano" me halaga ^^

Anónimo dijo...

Voi a hacer un poco de crítica :D

Según mi punto de vista no se podía preever de ninguna forma ni el final ni la ultima reflexión de Charlie, que es casi la esencia de la historia, lo que le da vida y la eleva de una simple historia más de amorios, amistad y borracheras a una con un mensaje que nos hace pensar e incluso emocionar.

Por un lado tenemos al que parece el protagonista absoluto de la historia y el que la esta narrando, Guillem. Por otro a Charlie, el perro que aparece casi de forma anecdótica. Sufren ambos un accidente. ¿Alguien se ha parado a pensar en el perro? No. Ningún lector (yo incluido) va a pensar más en ese perro, estando más preocupado por el estado del protagonista que por el pobre perrito. Por eso el final lo clavas. Cuando parece que la historia llega a su fin desde la perspectiva del perro preguntas al lecotr: ¿Y yo que? ¿No existo?.

En serio, te lo has currado. Me gusta tanto la forma de expresarlo como la historia en general.

Impaciente la "corrección", pero la verdad que no sabría decirte muy bien que cambiar, a lo mejor la forma de expresar algunas ideas, pero en general esta muy bien.

Venga, el miercoles nos vemos y suerte en el examén.