lunes, 7 de diciembre de 2009

El poder absoluto

De una vez por todas, creo que he acabado el relato que empecé hace muchísimo. No sé si es el final más apropiado, pero me gusta el toque que le da: abre a la reflexión, de una manera bastante... rara. En fin, acabo de finalizarla, así que evidentemente no será la versión definitiva. De hecho no sé si sería apropiado prolongar el final: por un lado le da algo más de sentido, por el otro lado cierra posibles reflexiones al hacerlo más cerrado... en fin, ya veréis. Desde luego, al menos ya tiene forma coherente todo, mucho más de lo que he logrado hasta ahora. Andaba un poco falto de imaginación, y de hecho no sé si el final es muy imaginativo. Pero es la idea que más me ha gustado de todas las que se me han ocurrido. Quién sabe, si aparece alguna idea buena, quizá lo cambie por completo XD

Así que os la dejo aquí. Puede parecer tocho, pero eso es porque el blog es estrecho... realmente es cortita (2300 palabras). A ver qué os parece. Las críticas son muy muy de agradecer, ¡y las alabanzas la leche! ^^ No hombre... qué carajo, ¡sí hombre! Nah, pero mismamente, de hecho la redacción del final a mí no me acaba de convencer del todo, así que fácil que por ahí cambie alguna cosa (-otra vez)

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Una mueca confiada asoma en mi rostro, mientras aparto a una transeúnte de mi paso. Es una sensación… hum… ¿cómo describirla? El término más apropiado quizá sea “superioridad”.

EL PODER ABSOLUTO

Contemplar ese continuo ir y venir de personas, sus pieles blandas y calientes, es algo que me turba y excita de forma fascinante. Saber que soy distinto a ellos, que con una simple acción puedo variar radicalmente sus vidas, o sus ya-no-vidas, según cómo lo quiera ver, je. No noto cómo respiran, pero sé que lo hacen… no sé qué sienten, pero conozco indubitablemente que sus mentes son tan complejas como la mía. Pero yo tengo un poder que ellos no tienen y que aquí, en la calle, nadie puede impedirme usar.  ¿Quizá los que vayan en grupo? No, no, esa sensación de seguridad es carente de fundamento, sólo he de reiterar más veces el proceso. ¿Puede que desconocidos que actuasen contra mí? La sociedad hoy en día es demasiado egoísta para ello, ya no hay héroes. Están solos,  sólo ellos y yo. Y mi bolsillo. La pistola de mi bolsillo.

Siento como si yo fuese el Fin, la señora de la guadaña, el segador de vidas. Resulta irónico que, embebido como voy en mi abrigo de terciopelo negro, sea capaz de visualizarme como si fuera tales erradicadores de vida, con la llave que abre el paso al más allá firmemente prieta en mi mano. Soy como ellos. Puedo ver el fino hilo que es cada una de esas vidas. Lo percibo más intensamente que  nadie a mi alrededor, mucho más fino de lo que piensan, no son conscientes… Cada uno residiendo sórdidamente en su rimbombante cotidianeidad, refugiados de cualquier interrupción que dé emoción a sus vidas… ¿Son libres? ¡No! ¡No lo son! Pero  voy a liberarles, mi mano ejecutora no será menos letal que los señores de la muerte.  Tengo el poder.

¿Con quién debería  comenzar mi reinado? Me golpeo con el hombro de un señor de voluptuoso bigote y humeante pipa, sombrero y regia bufanda, elegante abrigo;  con un porte que indica claramente que es miembro de la supuesta clase alta. No me mira, no hace el más mínimo gesto por disculparse… ¿debería ser con él con quien actuase por primera vez mi mano, esta mano de dios? No, no merece la pena… su vida es vulgar,  el recrearse en la abundancia sólo es miedo a disfrutar los verdaderos placeres de ésta. Oh… pero quizá ella sí. Ella, abriéndome sin quererlo el camino, en plena flor de la infancia… ¡cuán cruel es arrebatar la savia de este capullo antes de que abra y muestre su belleza al mundo! Pero, ¿no es acaso la vida cruel? ¿Merece la pena percibir tal cual es este mundo decrépito y marginal? ¿Debo permitir que sea consciente del dolor y el sufrimiento?  Sé que no. Sé que la felicidad reside en la ignorancia… Es definitivo, esta niña de afiladas coletas e inconscientes ojos azules debe desaparecer tal y como es hoy.

Me gusta la sensación que uno siente cuando rasca algo metálico. Acaricio mi arma, un pequeño cañón que sólo muestra su verdadero tamaño a la hora de la verdad, y siento un extraño placer al saber que soy yo quien lo domina. Sumido en mi entusiasta recreación, la tomo por la fría empuñadura, introduzco el dedo en el gatillo y la oculto tras el abrigo, fuera ya de la caverna donde la ocultaba. Llevo  la otra mano al extremo superior de la robusta estructura, y cargo. Sonrío. Está allí, con su mamita querida, tan pequeña y vulnerable… tan feliz…

-          ¡Hey Marc! ¿Qué tal estás?

¡Pero será…! ¿¡Cómo se atreve!? Ese bramar femenino… Dios mío, es que le trituraría la cara, pero debo ocultar presto mi desgarradora, que la muy impertinente se me acerca rápido. Sus dorados cabellos se agolpan de forma desordenada, azotados por el gélido viento que sopla en la calle. Corriendo, llega hasta aquí… oh no, ¡oh no!, ¡es que encima se me abalanza! Cuida con el bolsillo Marc, cuida con el bolsillo y guarda las formas. La abrazo con fuerza, ella a mí, mientras intercambiamos los irreales besos de rigor.

-          Muy bien Clara, aquí, paseando un ratito… tomando el aire… esas cosas, ya sabes. ¿Y tú qué haces por aquí?

-          De camino a casa de la Natalia, que hemos quedado ahora enseguida.

-          ¿Sí? ¿Te acompaño y charlamos un rato? ¡Que hace mucho que no nos vemos!

Sí sí, tú asiente, que ya verás la charla que vamos a tener tú y yo. ¡Lo que voy a disfrutar! Y es que resulta todavía más emocionante y turbador el cariz de película que está tomando mi destino: antes de actuar, puedo jugar con los últimos minutos, transformarme en el auténtico director que conduzca al definitivo puerto este camino, puedo convertirme en el subjetivo juez que es auténticamente capaz de ejecutar la sentencia con total justicia. Es genial.  Me resulta irónico que tantas y tantas veces, los refrancillos y dichos populares estén tan soberanamente equivocados: la venganza no tiene por qué ser un plato que se sirva frío. Para ejemplo, el que voy a ver… bueno, a hacer, ahora mismo. ¿Cómo podría ser? ¿Otro estúpido beso, el de despedida, dejará descubierto su cuello? Hum, demasiado breve… extremadamente sutil. Ella no sería consciente del veredicto. ¿Quizá forzándola a entrar en mi piso, en lugar del de Natalia? Ahí podría proseguir con el culmen de mi represalia, el fin de este estorbo.  No tendría que ser muy difícil, mi piso está justo junto al de su destino. Je. Me parece que ya he tomado una decisión. Tú te vienes conmigo, Clarita.

-            el viaje fue genial, ya te digo que tienes que ver cómo son las vistas desde el balcón que hay sobre Iguazú. Buf, es que fue impresionante.  Tendrías que ver las fotos, son todas una chulada. ¿No has hecho tú nada especial estos días?

-          Oh mira, pues ayer encontré por la calle una cosa que quiero hacer servir. Promete ser una experiencia asombrosa.

-          ¿El qué, el qué?

-          ¿Quieres verlo? Bueno,  si es que ahora no tengo nada que hacer… si te quieres meter un momento en casa, lo montamos. Así lo vemos los dos.

-          ¿Pero qué es?

-          Una cosa muy especial. Lo que no sé es si a ti te va a gustar o no, pero a mí personalmente me promete ser una experiencia sencillamente alucinante – no puedo reprimir una sonrisa, tengo demasiado estilo - ¿Te subes o no? Porque lo que es llegar, ya hemos llegado a casa.

Ya eres mía. Sólo esta puerta ya abierta, dos pisos de escaleras y otro cerrojo se interponen en el  vernos bajo una atmósfera menos ñoña que esta asfixiante botaratez que acompaña a la conversación. Necesito sentirte, amiga mía… sigues ahí, en el bolsillo. Impertérrita como siempre, aguardando la hora en que ambos nos presentemos en sociedad ante la calamidad y como solución a ella. Tranquila, ya queda poco. Cómo me place sentirte cerca, cuánto necesito la paz que tú me transmites, esa sensación de actuar por el bien universal. Aunque yo tiemble de nervios ante lo que se avecina, tú estás ahí, helada y expectante, y aun frente a tu impasibilidad eres muy consciente de lo que te rodea.

-          ¡Hola Clara! ¡Hola Marc! ¿Qué tal estás? Entra Clara entra, que ahora voy

-          ¡Hola Nati! Oye, que iba un momento a enseñarme este no sé qué cosa, ¿te importa? Es más, ¿te quieres venir? Vaya… puede, ¿no?

¿Cómo puede ser? Madre mía, impertinente, ¡y encima tiene una jeta que no se sostiene por si sola! ¿Pero se puede saber por qué me pasa a mí esto?  Anda que también, estar Natalia sacando la basura a estas horas de la tarde, como poco es poca y mala fortuna – además de totalmente repugnante. Lo que tengo muy claro es que estas dos no entran juntas en mi casa ni desnudas. Tengo que improvisar, rápido.  Algo en mi bolsillo se mueve… el teléfono.

-          ¿Sí? ¡Hoooola Quim! ¿Qué tal estás? … ¿Que si estoy dónde? En casa, evidentemente… ¿Que si no me acuerdo de…? ¡Ostras! ¡Que habíamos quedado! Pues súbete a casa, súbete. Te espero – la voz al otro lado del auricular cesa, y repetidos pitidos me indican el final de la llamada – Perdonadme chicas, pero resulta que Quim y yo teníamos que montar una cosilla, así que ahora no podrá ser.

 Parece que, por una vez, la suerte se ha aliado conmigo, y mi buen amigo Joaquim ha llamado al móvil en el momento más apropiado. Bueno parejita, me parece que sintiéndolo mucho os voy a tener que despedir.  Qué pena… Joder, y es que además de veras lo siento…  pero por ti, mi alma. No es justo, y dudo que sea cómodo, que estés todo el rato aprisionada contra mi torso, agazapada en el bolsillo. Los nuevos besos de despedida dejan al descubierto el cuello de Clara, que no hace si no mostrarme que quizá haya errado en mi elección. No es justo. Abro la puerta, entro en mi destartalado piso, lo recorro raudo atravesando los pasillos estrepitosamente  y con fuerza me arrojo sobre mi cama, que bota ante mi impacto.

No, no, no. ¡Es que no es justo, leñe! ¿Por qué me impiden colaborar en la creación de un mundo mejor? ¿Por qué…? Dos intentos, y ambos se han ido veloz y directamente al garete. Narices, eso es lo que manda. Pero bueno… el tiempo pasado ya pasó, el futuro lo elegiré yo… y sólo con lo que moldee desde este presente. ¿Qué presente? El de Quim. El mío. Y el tuyo, pistola, que ahora habrá de llegar. Tengo poco rato para pensar cómo podría usarte de manera realmente alucinante, para demostrar que soy quien soy de una manera… elegante. Ése sería el término, sí. Creo que lo más adecuado será hacer lo que iba a hacer con Clara: seguir el surco de la corriente, permitir que todo fluya como si ningún excepcional acontecimiento fuese a tener lugar, y llegado el momento clave mostrar la falsedad de ese enunciado. Puede que sea reiterativo, pero es sutil. Y me gusta.

Suena el timbre.  Las dudas me atenazan de nuevo: Aún no sé cómo actuar… lo pienso, e intentar jugar ya ha dado mal resultado una vez, ¿por qué debería de funcionar ahora? Otra opción muy válida es abrir ya y tan ya como abro meterle mi alma entre sus sesos. Con sólo afianzar la tuerca… bueno, pulsar el gatillo, mi alma y la de Quim quedarán unidas irrevocablemente.  Aunque... eso no es emocionante. Y es más, esas dos energúmenas puede que sigan por la escalera jodiéndome mis brillantes ideas. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué? El guión sigo redactándolo yo, y nadie más. Hum… Oh, qué gran idea… tiro al blanco. Obligo a Quim a saltar por la ventana, y mientras cae la garra de mi cercenadora se abre camino tras él. La victoria puede ser del vacío o mía, y mi puesta en escena  en caso de lograr la victoria ser sencillamente sublime… ¿pero y si por algún casual perdiese? Eso sería humillante y por descontado no tendría estilo alguno… no, no, debo abogar por algo más fiable.

De nuevo llama a la puerta. Hum… ¿qué hago, qué hago? “¡Voy, un momento!” 

A ver… vamos a pensar desde el principio. ¿Cuál es mi objetivo? ¡Si es que lo acabo de decir! Librar a la gente de su existencia en este plano, vivir aquí no merece la pena y yo debo ser quien se encargue de que su sufrimiento no se prolongue más, si es que lo merecen. Y es que mi problema es que en general no lo merecen, ellos no sólo lo han buscado, si no que lo han hallado y lo realimentan con un espíritu de fuego realmente conmovedor, y que a mí me altera negativamente de una manera harto insospechada… pero Quim es distinto a todos ellos. Quim es mi amigo, y a mis amigos los quiero… Debo protegerles, no deseo que sufran ni mucho menos que yerren como el resto de seres vulgares que nos acompañan. Sí, definitivamente este es mi justo objetivo  ¿Abro la puerta y lo libero? Sencillo, efectivo y despiadado a ojos del público. En cuanto a esas dos, me trae sin cuidado las memeces que se les puedan ocurrir. Tiene estilo, y además logro arribar a mi meta. Llevo la mano al brillante pomo que dará fin a este acto, la otra ya hurga en el bolsillo donde se encuentra el arma.

… cuál es mi objetivo…

Mi objetivo es evitar el dolor de la gente en este mundo, voy a acabar con él para ti, Quim… Siento que tengo que protegerte, amigo mío. Vamos a acabar con esto. Gira, torno

… cuál es mi objetivo…

Yo seré el Fin, la señora de la guadaña, el segador de vidas.  Sí, resulta irónico, pero lo que es irónico es que no sea capaz de imitarles. Mis ideales son firmes, ¿entonces por qué no? Después tendré que reflexionar acerca de ello. Ahora,  es el día D y la hora H. Es el turno de que el torno ruede sobre sí.

Pomo, rueda sobre tí

… cuál es mi objetivo…

¡Ábrete puerta!

-          ¡Quieto quieto quieto, no des ni un solo paso! ¡Hacia dentro, cabrón, las manos donde las vea! ¡Venga, corre, rápido… al fondo del pasillo, al comedor! ¡Más rápido, venga, camina, que no tengo todo el día! ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Siéntate, y estate quieto! ¡Que te estés quieto he dicho, joder!

¡Pum!

Quim bufó sobre su alma metálica, y la escondió de nuevo próxima a su corazón, allí donde el calor del segundo y el gélido hálito del primero se enlazaban.  Se quedó mirando el cuerpo de su amigo - antiguo amigo, más bien - allí tendido, y mientras contemplaba  la pistola de Marc, escupió unas palabras que parecieron retumbar por la habitación

-          ¿Acaso crees que puedes jugar a ser dios?

 

8 comentarios:

Verso dijo...

El final es...totalmente inesperado, eso es cierto, aunque recuerda a la pena de muerte, al eterno debate sobre si condenar así al peor asesino te convierte en aquello que destruiste...como refleja la pregunta final.

Saúl dijo...

Una cosa que, o no entiendo realmente, o no me parece coherente con el resto:

"Me resulta irónico que tantas y tantas veces, los refrancillos y dichos populares estén tan soberanamente equivocados: la venganza no tiene por qué ser un plato que se sirva frío. Para ejemplo, el que voy a ver…"

¿Cuando se ha hablado en el relato de venganza? No se, me parece que, como remarcas durante todo el rato, es el deseo de ser como dios lo que le mueve a querer "salvar" a la gente, no la venganza. Y, en todo caso el refran sería adecuado porque actua con un comportamiento frio propio de un psicopata sin emociones, y el refran lo que dice es precisamente eso.

Mantienes todo el rato la incertidumbre ,un punto a tu favor. La tensión se nota, pero para mi gusto tendrías que haberte enfocado más en las motivaciones de Marc para hacer lo que hace. Es decir, es un chaval normal y corriente que un dia consigue una pistola y quiere de repente matar a gente asi porque si? No se, debería de haber unas fases o unas motivaciones morales mas profuntas. Y otro aspecto, Marc, en el caso de tener la necesidad de matar a gente, que es lo que parece, decide matar al primero que se cruza? Me parece que sería mas coherente que lo hubiera preparado todo un poco mejor...

Pero vamos, son pequeños detalles xD, en general esta muy bien. Felicidades.

David dijo...

Wei, gracias por leerla! :D Me habéis hecho súper feliz ^^

Vamos a responderos. A ver, veamos veamos. Carmen ^^ El debate del final... bueno, el hecho de que sea tan corto, y el motivo por el que lo dejé corto al final, es porque deja abiertas muchas más puertas. Mismamente la reflexión que podías extraer es la de la propia pregunta... pero el hecho de que el amigo también tenga pistola, muestra que quizá todos a veces actuamos "como" dioses. Por ejemplo. La que has comentado también es muy válida.


En cuanto a lo que dices Saúl, por partes. Lo de la venganza que dices, creo que no lo has entendido bien. Cuando Marc va a "matar" a la niña, la interrupción de Clara le molesta claramente ("¡Pero será…! ¿¡Cómo se atreve!? Ese bramar femenino… Dios mío, es que le trituraría la cara") Así que quiere vengarse de ella por interponerse en su camino de dios. Esto creo que le da el sentido que no he debido de expresar muy allá al refrán ^^

En cuanto a lo de las motivaciones. La idea original del relato era mostrar a un tío que estaba pirado, y acababa pirado, sin ningún tipo de mensaje de nada. Problema: si hacía eso, mi imaginación no conseguía que la historia desembocara en ningún sitio. Así que me centré en lo loco que está ahora mismo, y obvié en gran parte la historia y su motivación/pensamiento (de hecho, me cubrí las espaldas en este aspecto con un sutil diálogo:

" Oh mira, pues ayer encontré por la calle una cosa que quiero hacer servir. Promete ser una experiencia asombrosa"

Esa cosa, y todo ese diálogo, hace referencia a la pistola. De hecho una de mis frases preferidas es la continuación de ese diálogo:

"- ¿Pero qué es?

- Una cosa muy especial. Lo que no sé es si a ti te va a gustar o no, pero a mí personalmente me promete ser una experiencia sencillamente alucinante – no puedo reprimir una sonrisa, tengo demasiado estilo - "

XD Quizá la referencia al arma no esté muy clara :-S

De todas maneras, este que has dicho sí que es un punto a considerar. No me acuerdo si me lo llegué a plantear o no, el explicar por qué había llegado a pensar así. Salvo que más gente me diga lo contrario, en cuyo caso tendré que plantearmelo más en serio, creo que de momento lo dejo así abierto. Es una cosa que me gusta, que no se explique todo en la historia. De hecho, ahora me viene a mente la que presentó Andrés(Milú) al concurso de Guttburgo que ganó. En el voto le dije lo mismo: no explicaba como llegaba a la situación que planteaba. Podría haberlo hecho, y estaría bien, pero no lo hizo, y le quedó muy molón.

La cuestión es que eso, pretendía mostrar que estaba loco este tío, sin meterme a más (darle motivos racionales le hubiera quitado locura. Es probable que ese fuera mi pensamiento). De hecho, otro final (el primero que se me ocurrió), era que su pensamiento de "salvación" evolucionaba hasta el desenlace en que se suicida. Pero me pareció demasiado típico, en comparación con la ocurrencia de que su amigo también tuviera otro arma, que CREO da pie a muchas más interpretaciones morales por otro lado.



Por último, me halaga profundamente que digáis que mantiene la incertidumbre, que no veáis venir el final, que la tensión se siente. Gracias.

Tanto por leerlo como criticarlo, y más aún por halagarlo XD. Merci ^^

David dijo...

Oh bueno, si queréis debatir la contra-argumentación, o aportar ideas sobre las concesiones (u otras cosas vaya), soy todo oídos ^^

Hay un punto que tampoco he comentado de lo que dice Saúl, relativo a lo poco justificado que van sus muertes. Creo que ahí tienes razón, pero se me ocurren unos cuantos motivos para contraargumentarlo también y que quede justificado y también parezca que no tienes razón XD Depende de por dónde lo mires ^^ El problema es que, si se apañara, implicaría cambiar muchísimas cosas en la historia XD, así que no sé si merece la pena entrar al debate ahí.

Salud!

Saúl dijo...

Terminando con el sabio probervio Klingon (como tu padre bien sabrá :D ) te queda muy descolocado de la escena para que se entienda del modo en que lo explicas. Y además estaría diciendo lo contrario, ya que al no matarlas instantaneamente, Marc estaría de acuerdo con el "refran" "Calma... las mataré de forma FRIA una vez lleguemos a mi apartamento" Pero vamos, que no tiene más importancia.

La referencia al arma del medio no te preocupes que se entiende perfectamente :D

Lo que si me parece que tiene más relevancia es el final, la verdad que he tenido serias dudas de quien mata a quien, yo lo indicaría un poco mejor, poque he tenido bastantes paranoias con las "indicaciones" que has dejado, porque todos nos esperamos que al abrir la puerta, sea MARC el que hable, le diga que entre y le meta un tiro, y tal como lo pones puede causar alguna confusión. En el final, con un:

"Y Quinn entró pistola en mano y le dijo a Marc..."

Se soluciona bastante.

(...)

"Quim bufó sobre su alma metálica, y la escondió de nuevo próxima a su corazón, allí donde el calor del segundo y el gélido hálito del primero se enlazaban."

Demasiadas posibles interpretaciones...

¿Lo que se esconde es la bala o el arma? ¿El alma metálica es el arma o, es el alma corroida por la sociedad en la que vivimos? ¿Quien es el primero y que el segundo? Si lo quieres dejar en sentido de que cada uno piense lo que quiera chapo, si no yo lo arreglaria un poco.

No si me habrá pasado solo a mi que le busco a todo interpretación o no soy el único :D

Rubén dijo...

Bueno, la historia no ha estado mal. Mi "pero" coincide con el de Saúl, se me hacace necesaria una aclaración sobre lo que lleva al protagonista a volverse un psicópata. No digo que tuvieras que haber contado la historia desde el principio pero si volver al pasado con pequeños flashes por lo demás yo la veo bien. Me gusta como describes la angustia interior del personaje.

David dijo...

Bueno, veamos. A lo que dices de frío... hombre, frío sería si pasasen días y días. Pero si la va a intentar matar al instante, a mí me parece que muy frío no queda la situación, qué quieres que te diga XD

A tus posibles interpretaciones del final, Saúl, creo que quizá he localizado el problema. Y es que hay verbos que inconscientemente, y en este caso al escribir principalmente, uso y quizá no sea lo más común.

En este caso, "bufar". ¿Sabes qué significa?

Merci Rubén ^^

Saúl dijo...

Si, se que significa. No insultes a tus lectores pora favor xDD. Puedes perfectamente "bufar" de dolor como un animal herido. Y no, no es ese el problema. EL problema es que en tu mente tienes clarísimo lo que pasa, pero el lector lo único que tiene para descifrar lo que ocurre son tus palabras, y muchas pueden ser ambiguas, cosa que no debería, o no dar pistas sobre lo que realmente pasa. Para ser un exelente escritor te falta quitar esas ambigüedades cuando en una escena no tienes planeado de antemano que las haya. Que el lector sienta lo que esta pasando.

Y a ver, David, el protagonista quiere matar a gente desde el principio. Le daba igual a la niña, que al amigo, que a Clara. Si eso no es una actuación fría como el hielo sin ningún tipo de sentimiento ya me dirás lo que es... Sin tener en cuenta que está como 35 lineas más abajo de la escena de la que decias que le daba el sentido. Por mucho que intentes dar vueltas, creeme, no se entiende. Y esto es algo bastante objetivo.


Una vez un profesor de literatura nos contó una anectoda que le había pasado en clase. Tenía como alumno a un chico que era casi superdotado en ese aspecto, y en algunas ocasiones discutía con él en interpretaciones de textos poéticos. Le decía (el chico al profesor) que la mayoría de la poesia era lo suficiente ambigüa como para dar pie a multiples interpretaciones contrarias. A lo que le respondió que eso en la buena poesia no pasaba, que se trataba de transmitir sentimientos, y cuanto más nitidos, más tangibles eran esos sentimientos, mejor era un poema.

Asi que el chico todo chulo el día siguiente le dió al profesor un poema y le pidió que lo analizaran. EL profesor lo hizo Y explico a la clase lo que el autor quería decir con ese texto. A lo que el alumno con sonrisa pícara se levanto de su asiento y le dijo:

- Estas completamente equivocado. El autor no quiere decir eso, si no "esto otro". Estoy seguro porque yo soy el autor.

- En este caso concreto entonces, el autor no se ha expresado lo suficiente bien para que entendamos lo que queria decir. Porque sigue transmitiendo lo primero que he dicho.


Vamos, decias que querías que te lo criticáramos y eso hacemos, devolver la pelota todo el rato como lo estás haciendo no es que sea demasiado constuctivo. Sin ofender vaya. ¿Tanto te cuesta aceptar una crítica de un amigo?