miércoles, 3 de diciembre de 2008

MUERTE O ESCLAVITUD



Caro de Segeda mira a sus hombres mientras en la distancia observa a los millares de soldados romanos que celebran el cercano fin al conflicto.


Veinte años llevan los celtíberos aguantando tras los robustos muros de la sitiada Numancia.
Tras derrotar a 30.000 legionarios romanos, el senado dió poder absoluto a Escipión para que redujera a cenizas de una vez por todas a toda la ciudad.

Numancia lleva sitiada 13 meses seguidos, los alimentos escasean y las enfermedades se cobran cada vez a más víctimas.

Segeda y sus hombres tienen dos opciones: rendirse y ser esclavos de por vida o morir luchando.
Sin embargo, los Celtíberos no tienen intención de capitular y prefieren luchar hasta el último hombre.
Tras 13 meses de sitio, los romanos empiezan a impacientarse y deciden un asalto a gran escala que desborden las defensas de las murallas y les permita penetrar en la ciudad.
El asalto se lleva una mañana, hacia el 132a.c.
Tras desbordar una parte considerable de las murallas los romanos se dirigen hacia el interior de la ciudad donde son rechazados con severidad por segeda y sus hombres.

Escipión decide pues no actuar y esperar a que sus habitantes mueran de hambre.
La situación de la ciudad es insostenible y empiezan a aparecer suicidios masivos.

Tras largo tiempo de discusión los numantinos deciden que no hay otra salida que el suicidio
prefiriendo morir libres a la esclavitud.


Escipión es testigo de un gran incendio que arrasa Numancia, en ese instante comprendió la decisión de los numantinos, antes quemada que romana.


La lección de valor de los numantinos ha sido a lo largo de la historia muy difícil de igualar aún por la guerra de la independencia.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre la astrología de la renovación del fotolog...y ahora esto... no niegues que eres un BE FREAAAK! xDD
(te lo digo con cariño, verdad, verdadera)

Rubén dijo...

jajajajaja viva pues la frikez, un saludo, Dafne y espero vernos pronto^^.

Anónimo dijo...

Un acto digno de mención, sí señor. Si no recuerdo mal, Escipión luego dijo algo de que eran un ejemplo a seguir o algo parecido, ¿no?
saludos

David dijo...

Sí, a mí también me suena que lo dijo. La verdad es que qué poquito se habla de la conquista de la Península Ibérica por parte de los romanos... en fin.

De todas maneras, comparar la Guerra de la Independencia con esto, es como poco osado. La tecnología no era ni por aproximación la misma, vaya.

Rubén dijo...

Bueno, yo cuando me refería a la guerra de la independencia me refería a determinados sucesos heroícos, no comparaba las guerras en si, no tienen nada que ver.
Por ejemplo la resistencia de Zaragoza, solo me refería a episodios históricos que han dado una lección de valor, como los sitios de Zaragoza o Numancia.
En cuanto lo que dijo Escipión de Numancia aquí muestro una parte de texto del historiador romano Flavio Josefo:


"Los numantinos, agobiados por el hambre, enviaron cinco hombres a Escipión con la consigna de enterarse de si los trataría con moderación, si se entregaban voluntariamente. Y Avaro, su jefe, habló mucho y con aire solemne acerca dél comportamiento y valor de los numantinos, y afirmó que ni siquiera en aquella ocasión habían cometido ningún acto reprochable, sino que sufrían desgracias de tal magnitud por salvar la vida de sus hijos y esposas y la libertad de la patria. "Por lo que muy en especial¬ dijo¬, Escipión, es digno que tú, poseedor de una virtud tan grande, te muestres generoso para con un pueblo lleno de ánimo y valor y nos ofrezcas, como alternativas de nuestros males, condiciones más humanas, que seamos capaces de sobrellevar, una vez acabamos de experimentar un cambio de fortuna. Así que no está ya en nuestras manos, sino en las tuyas, o bien aceptar la rendición de la ciudad, si concedes condiciones mesuradas, o consentir que perezca totalmente en la lucha". Avaro habló de esta manera, y Escipión, que conocía la situación interna de la ciudad a través de los prisioneros, se limitó a decir que debían ponerse en sus manos junto con sus armas y entregarle la ciudad. Cuando le comunicaron esta respuesta, los numantinos, que ya de siempre tenían un espíritu salvaje debido a su absoluta libertad y a su falta de costumbre de recibir órdenes de nadie, en aquella ocasión aún más enojados por las desgracias y tras haber sufrido una mutación radical en su carácter, dieron muerte a Avaro y a los cinco embajadores que le habían acompañado, como portadores de malas nuevas y, porque pensaban que, tal vez, habían negociado con Escipión su seguridad personal."